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Chica americana entre gitanos de Sevilla

Ése es el argumento básico del último libro que me acabo de leer, La tesis de Nancy. No es nuevo, tiene ya bastantes años, y está escrito por uno de los integrantes del grupo cultural español conocido como Generación del 27, Ramón J. Sender.

Este señor, como se puede deducir con sólo unos leves conocimientos de literatura, vivió la tragedia de la Guerra Civil, y tuvo que marchar al exilio. Así, casi toda su obra (en la que se incluye una gran variedad de géneros, desde teatro hasta artículos periodísticos) se caracteriza por la preocupación y la crítica a la sociedad en la que le tocó vivir. En el campo narrativo se explayó bastante y consiguió la originalidad tanto por los temas de sus obras como por las técnicas de escritura que llevó a cabo. De esta forma se encuentran la obra autobiográfica Crónica del alba o La tesis de Nancy. Obra de la que voy a escribir una vez más o menos delineado el contexto.

Dos portadas de la obra. La de la izq. es más reciente.

La tesis de Nancy cuenta las peripecias de una joven norteamericana que estudia Antropología y Literatura española. Viaja a Sevilla entre otras cosas para documentarse, puesto que tiene en mente realizar una tesis sobre los gitanos, tal como en la obra se jacta:

Voy entrando en la vida sevillana, pero más que los marqueses me interesan los gitanos».

La obra posee una estructura muy peculiar, ya que pertenece al género epistolar. El libro es por tanto una serie de cartas que escribe la protagonista, Nancy, a su prima Betsy, que está en los Estados Unidos. Al principio de la obra cabe decir que hay una nota del autor, la cual ampliaré más adelante, ya veréis por qué. Las fechas donde se ambienta la obra no se precisan bien, pero se da a entender en ocasiones que rondan los años 60. El escenario son diferentes lugares -reales o ficticios- de Sevilla y sus alrededores, ya que por ejemplo, ella vive en Alcalá de Guadaira. También aparecen otras ciudades andaluzas, como Cádiz o Córdoba. Sea como fuere, el ambiente mágico de esta región es palpable y contagioso. Así los diálogos están «transcritos» al andaluz -aunque no de forma tan exagerada como lo hizo Juan Ramón-. Éste punto es importante, ya que lo más divertido de la obra se basa sobre todo en las interpretaciones lingüísticas que hace Nancy, del todo disparatadas, de palabras, expresiones y refranes del idioma español.

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